sábado, 17 de septiembre de 2011

Anécdotas más que buenas

El Salón dle Manga de Valencia fue el primero en el que me lucí como chica de la cuchara, allí es donde se me bautizó con este nombre y allí la cuchara legendaria comenzó a causar estragos.
Pensé en hacerme un cosplay de esto, pues, mis ideas eran imposibles con el tiempo que tenía, aunque, como pensé que daría mucho calor, me hice un cosplay doble: umbreon y asesino de la cuchara.
A la vez.
Y el de umbreon me lo hice la noche de antes en una hora.
Al final me di cuenta de que de umbreon no conseguía demasiado, por lo que me arranqué los círculos amarillos que me había cosido en los pantalones, me pinté la cara oficialmente y guardé las orejas que me había hecho en la mochila.
Hubo mucha gente que me hizo sonreírme (evidentemente, por dentro, aunque algunos conseguían que no pudiera evitar sonreír)
El proceso era increíblemente simple, e increíblemente fatal.
Simplemente alguien se me acercaba pidiendo hacerse una foto conmigo, y yo aceptaba con gusto. Le golpeaba en algún sitio sin parar mientras hacían la foto, y luego...
- Oye, que ya está, gracias.
Y yo golpeaba.
Empezaban a andar, intentando alejarse.
Y yo golpeaba.
- Que... que ya está, ¿eh?
Y yo golpeando
- ¡Mierda!

A partir de aquí había diferentes comportamientos, como el de salir corriendo, intentar encasquetarme a otra persona o pasar de mí.
Evidentemente ninguno era efectivo.

Concretamente me hicieron gracia un par de muchachos y una muchacha que voy a relatar.

La muchacha en realidad era una amiga de mi víctima, también muchacha. Realmente se lució.
Se dedicó a contarme chistes malísimos para ver si me reía, y al final decidió meterme mano para ver si así me reía. Llevaba los típicos guantes de zarpas de gato, así que poco hizo, pero consiguió que me sonriera.



El primero de los muchachos, que tampoco se esperaba que yo me metiese tanto en el papel, se cansó de mí y decidió salir fuera a fumarse un cigarro con su amigo. El amigo le dio uno, pues al parecer él no tenía, y yo me arrodillé juntó a él, que se había sentado en el suelo, y me dediqué a darle bien con mi cuchara. "Casualmente", una vez encendido, decidí atacar el cigarro productor de cáncer, y éste se partió limpiamente. Su amigo se negó a darle otro.



El segundo muchacho fue un cachondeo total, pero sólo para mí. Lo ataqué de repente, y el muchacho al final no sabía que hacer conmigo, así que me dijo que me iba a llevar a su casa. Salimos del Salón y yo seguí golpeándole por en medio de la calle, a media calle se cansó y volvió dentro, y se puso a gritar a sus amigos, que estaban cerca de la puerta, que se iba al aseo. Al baño que se metió y al baño que me metí con él, y a un váter que se quiso meter y aun váter que le seguí. Allí ya se cagó en todos mis muertos. Poco después cambié de víctima, pero no habían pasado ni cinco minutos cuando vi que lo estaba entrevistando el Canal 9 así que allí que fui a joder la marrana otra vez. Y allí estaba yo, pegándole delante de la cámara, y él incluso se dignó a presentar mi personaje. La mujer que lo estaba entrevistando me hizo una pregunta, y yo seguí golpeándole, entonces él aclaró "no, ella no habla, sólo pega"
Realmente me costará olvidar a este muchacho.

Más tarde conocí a un grupo, todos con cosplays de Death Note, muy típicos ellos. Decidienron competir a ver quién era más cansino, si yo o ellos. Evidentemente ninguno pensó que una cuchara pudiese doler tanto. Fue bastante bueno verlos intentando hacerme cosquillas para ver si me reía. Algunos me preguntaban si había venido sola (había ido con un autobús de 45 plazas llenito de amigos), que si tenía amigos, que si podía decirles quién me conocía... Y uno me contó el siguiente chiste.
"Había una vez una olla que no quería ser olla, pero le dijeron que tenía que se olla, ella no quería ser olla pero la obligaron, así que se convirtió en una olla exprés... no, perdón, una olla apresión"
Reconozco que no me habría hecho gracia, pero su equivocación me hizo sonreírme. Y a partir de ahí se pensaron que eran mis amigos y me estuvieron persiguiendo hasta que se cansaron de mí al no conseguir arrancarme ni una sola palabra.

Y éstos son sólo cuatro ejemplos del Salón Manga de Valencia, que haberlos, hay más...