jueves, 9 de junio de 2016

Una historia de bullying

AVISO: Esta entrada no está relacionada directamente con el cosplay (aunque sí indirectamente). Además es un tocho larguísimo.

¿Por qué escribo esto entonces? Hace poco en facebook a través del estado de una persona bastente conocida en el mundillo me di cuenta de cuántos de nosotros hemos sufrido bullying en nuestra juventud e infancia. He leído experiencias terribles de toda la gente que comentó ese estado de facebook. Lo que vais a
leer aquí es muy, muy personal, también muy, muy triste.
Sin embargo creo que es necesario. Sé que no sois pocos los que leéis estas cosas y espero que esto ayude de alguna forma en la lucha contra el acoso escolar. Pero no solo eso. Esta experiencia me ha demostrado que muchos cosplayers (una gran mayoría) ha sufrido cosas similares y quisiera aprovechar esto para recordaros a todos el poco sentido que tiene el bullying dentro del cosplay. Que las víctimas del bullying escolar hagan bullying a otras víctimas es una muestra terrible de inmadurez y falta de empatía... hayan sufrido o no el acoso. Recordad eso siempre. Antes de señalar o insultar a nadie, por favor, recordad cómo os sentisteis cuando os hacían lo mismo a vosotros, recordad las lágrimas de las víctimas si vosotros no lo fuisteis. Cuando acosais a un cosplayer estáis participando activamente en esto



Lo que voy a contar aquí son, por así decirlo, parte de mis memorias. Hay muchas cosas de esos años que

no recuerdo (algunas porque mi mente las ha borrado, otras porque yo misma he querido borrarlas). Sin embargo, si te atreves con este tocho inmenso, una vez lo leas, te invito a mirar las fotos que hay en el lado derecho de la página, de arriba a abajo. La historia triste se convertirá en una historia de superación. Las fotos incluidas en el texto son en su gran mayoría fotos de mi época ESO-Bachiller. Espero que en parte ilustren la historia para que, si lees que me llamaron "gorda" veas cómo era mi cuerpo entonces, y para que veas que no todo fue dolor, en las fotos la sonrisa siempre, siempre es sincera.

Gran parte de lo aquí narrado sucedió en el mismo lugar: desde los 5 hasta los 16 años estudié en un colegio católico concertado. Para ser un colegio católico era relativamente abierto de mente, no como algunas cosas que he oído por ahí.

Como (supongo) en cualquier otro colegio, recibimos charlas a lo largo de los años de diversos temas, incluido el acoso escolar o bullying, como estaba empezando a llamarse en aquel momento. Si las charlas servían para algo más que para saltarse una clase aburrida de esto o de aquello... no tengo ni idea, pero apostaría a que no. Aun con todo y con esto me gustaría decir que el colegio en el que estudié ha cambiado muchísimo (y lo sé de bien cerca) y ahora trata estas situaciones de una manera bastante diferente a como se trataron en mi época. Ahora todo es bastante más eficiente, y aunque no se puede evitar todo, sí que se actúa de una manera (al menos en mi opinión) bastante más correcta, se trabaja mucho más sobre el tema de forma activa con los alumnos y creo que eso puede ayudar mucho.

No recuerdo realmente cuándo comenzó todo aquello, aunque sí recuerdo el contexto:

En nuestro colegio cada promoción tenía unos 40 y tantos alumnos, divididos en A y B. Estos alumnos
(salvo contadas excepciones de idas y venidas) se convertían en tus compañeros durante once años de tu vida, diez, si no queremos contar el año de infantil (muchos llegaron en primaria). Para los que viváis en un pueblo o sepáis cómo funcionan los pueblos la situación os sonará familiar: te relaciones directamente o no con esas personas todo el mundo te conoce y la mayoría de las veces no te conoce por quién eres, sino por lo que dicen de ti.

Como muchos casos de gente de nuestro mundillo que he podido descubrir durante este tiempo, fui "la rarita". Me gustaba mucho leer desde muy pequeña, además se me daban bien todas las asignaturas, para mí no suponía un gran esfuerzo el sacar buenas notas y la gente lo sabía. Además de esto no era la típica niña-palito; en mi familia somos todos muy grandes, así que yo también.

Un día en una clase de conocimiento del medio estábamos viendo los animales, creo que era primero o segundo de primaria. Un niño estaba sentado a mi lado, entonces me señaló el dibujo de una vaca y me dijo "esta eres tú". Sí, se lo dije a la profesora, sí, era una cosa de críos, pero la voz corrió ante tal ingenioso comentario y allí llegó mi primer apelativo "vaca". Para una niña de seis o siete años puede no ser nada o serlo todo. Para mí... bueno, supongo que con decir que todavía recuerdo incluso cómo era el dibujo es suficiente.

Como ya he dicho, mi afición por la lectura comenzó a muy temprana edad, todavía vive en la actualidad y es el motivo por el que uno de mis grandes sueños sigue siendo ser escritora (ahí andamos, lento... pero andamos jajaja). Como también he dicho era buena en los estudios. Siguiente apelativo: "empollona". El que
vino después fue "pelota". ¿Por qué? Un día de entre semana de casi todas las semanas de todos mis años de primaria mi hermana (la que hace cosplay conmigo no, la otra xD) y yo íbamos a comer con mis abuelos. Mis abuelos viven en el campo y entre otras muchas cosas tienen unos rosales preciosos que mi abuela siempre cuida con mimo y muestra con orgullo. El primavera y verano el rosal estaba precioso y nuestra abuela nos cortaba siempre una flor para que se la diéramos a la profesora. No era realmente algo para hacer la pelota. Desde mi punto de vista infantil las flores eran muy bonitas y a todo el mundo le pone muy contento que le regalen una flor, más si es bonita. Guardo un especial cariño por mis tres maestras de primaria, especialmente a la de primer ciclo y a la de tercer ciclo (la más especial de todas), y por aquel entonces también sentía eso mismo por ellas, así que alegrarles la tarde con una flor para mí no era más que un detalle de cariño. Para el resto de los niños... "pelota".

No mucho tiempo después, y debido a mi gran afición a la lectura, se hizo evidente que mi vocabulario era más amplio que el resto de los niños, por lo que muchos se entretenían pidiéndome definiciones de todas las palabras que se les ocurrían (increpándome incluso cuando yo no sabía responder). Así que por ahora llevamos "la vaca-rara-empollona-pelota-diccionario".

No os he hablado todavía de mis amigos. No quiero que penséis que estaba siempre sola y tenía cero amigos. Éramos un grupito bastante peculiar. Éramos un grupete de siete niños (a veces más, a veces menos), todos de la misma clase. Nos gustaba jugar con la imaginación, pasábamos del fútbol y de las muñecas y nos gustaba ir a lo nuestro. Ahora que lo pienso con perspectiva, viendo lo diferentes que éramos todos y cómo fuimos evolucionando, supongo que nos juntábamos en los recreos porque no podíamos acercarnos a nadie más... o nadie más se nos quería acercar. Cada uno era "rarito" y peculiar a su manera, éramos el grupo de los marginadillos raretes, y algunos entre nosotros ni siquiera nos caíamos del todo bien. Pero era gente con la que jugar, así que nadie se quejaba demasiado.

Y con todo esto y más cosas llegaron los fantásticos y maravillosos doce años (ironía ON). Todos nos
habíamos hecho mayores e íbamos a subir al famoso y legendario piso de arriba donde estudiaban los venerados chavales de la ESO. Claro que subir las escaleras no fue el único cambio que hubo en nuestras vidas...

Con ello empezó la pubertad, la edad terrorífica que todos preferimos excusar con un "era joven e inexperto". Yo también lo era.

A esa edad empezaron a pasar (como suele suceder) muchas cosas a la vez. Empecé a leer Memorias de Idhún, libro que me marcó y me hizo enamorarme de un personaje por primera vez. También empecé a aficionarme por el anime y el manga gracias a Cardcaptor Sakura. Con esto empecé a devorar libros a velocidades increíbles, no fue así tanto con el anime, porque en mi casa por aquel entonces sólo había un ordenador. Todos los que hayáis pasado por algo similar conocéis las consecuencias de ese tipo de gustos a estas edades. También, como no podía ser de otra manera, me empezó a gustar un chico por primera vez. Creo que merece la pena detenerse un poco en mi historia con este chaval.

Era del grupete de amigos que ya os he comentado antes. El más listo de toda la clase, alto, delgado, graciosillo... no tengo ni idea de por qué me empezó a gustar, pero así fue. Durante un par de años parecía la típica niña tímida de los animes que hace como que no, pero sí. Con el paso del tiempo la cosa se iba haciendo cada vez más evidente y el muchacho empezó a "aprovecharse" de ello. Yo quería gustarle, así que hacía cosas sólo porque él quería que las hiciera o sólo porque a él le parecían divertidas. Entre otras hacerle la vida imposible a un chico del grupo de amigos sólo porque a él le caía mal. No hay nada de lo que me arrepienta más de aquellos años. Yo nunca llegué a hacer nada gordo, pero llegué a ser incluso cómplice de cómo le robaba un libro de la mochila y lo tiraba después debajo de un árbol. Y nunca dije nada.
Además de esto nuestro amigo "first crush" cuanto más sabía (o empezaba a saber) que me gustaba, más se metía conmigo. Se reía de los libros que me gustaban, del anime, el manga, de mi forma de dibujar, de mi forma de escribir... de absolutamente todo. Y yo... yo lo atribuía a su tipo de humor ácido.Según un psicólogo me dijo muchísimo tiempo después en una conversación coloquial ese fue mi primer contacto con lo que se podría llamar "violencia de género" en relación con la pareja, aunque en este caso no llegara a haber pareja alguna.

Los temas de pareja, exceptuando este caso que he nombrado porque tiene relación con el bullying, no los voy a tocar.

Sigamos hablando de mi fantástica y maravillosa estancia en la ESO.
Como supongo habréis deducido, yo era la típica niña incapaz de defenderse. Y sí, al principio eran sólo "cosas de críos". Pero esas cosas de críos si no se cortan de raíz... bueno, pueden evolucionar.
Al principio son pequeños comentarios.
Nos hemos ido todos de excursión antes de acabar el curso y se ha decidido hacer una merienda todos juntos. En el autobús todos planean cosas y un chico dice que no podrá ir. Todos intentan animarle a que se una y yo también, a lo que se hace silencio en mi zona del autobús y uno me dice "Pero si tú no estás invitada". Gestos de aquiescencia generales para mostrar conformidad con la afirmación.
En una conversación coloquial de patio de recreo todos intentan adivinar quién le gusta a cada uno, yo callo y disimulo, no quiero que nadie se entere, pero me preguntan igual. Alguien dice "qué más da, si esa nunca le va a gustar a nadie". Más asentimientos. "Es verdad, si es una puta gorda" Risas. Todo el mundo está de acuerdo. "Qué perdedora, no va a llegar a nada en la vida".
Hagamos inciso en la foto en la que se ve lo "gorda" que estaba entonces, por favor.

Lo gracioso de estas situaciones es que en muchas de ellas los que se suponía que eran mis amigos estaban
presentes. Ninguno dijo nada. Es más, algunos como "first-crush" acabó uniéndose al redil.

Muchos podrán leer esto y pensar: Bueno, sí, son comentarios crueles, pero esto no es bullying.

Pasemos a las "pequeñas pero divertidas bromas" pues.

Por ejemplo, las bajadas de pantalones por diversión. Recuerdo todavía una en concreto por parte de una chica que no era "tan del redil", pero igualmente lo hizo. Mi mala suerte es que no cayeron sólo los pantalones. Me lo subí todo rápidamente, pero durante un mes o más la cantinela de la clase fue: "He visto una cosa horrorosa: ¡el culo de la Rosa!".

Pero bueno, que se rieran de mí por mi manera de vestir, por leer mucho, sacar buenas notas o ser friki puede que sea algo bastante habitual. Al fin y al cabo a estas edades todo el mundo intenta buscar "su sitio" y algunos no conocen otra manera de buscarlo que "echando" a otros del grupo. Es triste, pero es bastante habitual que sea el "odio/desprecio común" lo que una a las personas. Por suerte con el tiempo me he dado cuenta de que esas relaciones no suelen durar. Podríamos incluso meter en esas "tonterías" las bajadas de pantalones.

Podría no considerarse bullying, pero también hay que tener en cuenta lo que eso provoca en el afectado. Muchos de los "traumas" (por llamarlos de alguna manera) de aquella época todavía no han sido olvidados, todavía no he sido capaz de superarlos, todavía tengo que luchar contra ellos. En su día me causaron varias depresiones, intentos de dejar de comer (que mi madre siempre vigilaba y cortaba a tiempo. Gracias, mamá), quedarme sin ganas de ir a clase aunque lo que se fuera a explicar me interesara... tenía miedo de que llegara la hora de educación física por el chándal y porque además, para colmo, siempre fui muy torpe. El estrés y la tensión que me generaban aquellas situaciones iniciaron mis problemas de cuello, las
contracturas continuas, los dolores físicos, la incapacidad de levantarme de la cama cada día que pasaba, pues sentía como si una losa pesadísima estuviera presionándome el pecho y no me dejara ponerme en pie.

También es cierto que hice un par de amigas nuevas. Eran dos chicas que empezaron a interesarse por la novela que estaba escribiendo por aquel entonces (una historia ambientada en una época medieval sobre la hija de un conde que tenía que ocultar su identidad para sobrevivir). Solía imprimir los folios cuando los escribía para que ellas los leyeran: estaban fascinadas, siempre querían saber más, leer más... se sentían identificadas con la protagonista. A ellas les sigo debiendo la dedicatoria del primer libro que publique (que espero que sea pronto).

Pero estábamos hablando de bullying, ¿no?
Lo que voy a contar ahora es el episodio que recuerdo con más dolor.

Estábamos en 3º ESO. Yo me había apuntado a una optativa de teatro, le tenía muchas ganas porque le interesaba mucho. Éramos casi todo chicas y una de mis amigas estaba conmigo. A mí con eso me bastaba.
Entre todos preparamos una función sencillita para las navidades, la idea era representarla a todos los niños pequeños del colegio. Durante varios recreos algunas de nosotras nos quedábamos en el gimnasio preparando los decorados, pintando, etc.

Mi papel (todo hay que decirlo) era de los más cutres: yo era el establo (sí, todos los personajes hablaban, y también las cosas jaja). ¿Es cutre ser el buey o la mula del nacimiento? Pues imaginaos ser el establo en sí. Mi "vestuario" era una caja de cartón en la que yo tenía que meterme, sentada de lado, en una postura bastante incómoda. Sólo se me veía un poco la cara y sólo tenía una frase, pero a mí me hacía ilusión igual. Lo que más ilusión me hacía era poder trabajar en los decorados y el atrezzo (las manualidades siempre fueron mi perdición). No recuerdo exactamente cómo pasó. Sólo sé que en un momento en el que la profesora no estaba y nosotras seguíamos trabajando yo decidí meterme en la caja para ver cómo encajaba todo aquello.

Eso no gustó. Algunas chicas y un chico (tengo sus caras grabadas a fuego todavía) me dijeron que saliera de la caja (aunque ellas estaban trabajando en otra cosa y les daba igual). Yo les expliqué que necesitaba ver cómo me iba a meter allí dentro, pues la caja no era demasiado grande. Cómo acabaron decidiendo que sería divertido darle patadas a la caja durante diez minutos seguidos mientras una de ellas lo inmortalizaba todo con su teléfono móvil no lo sé. Recuerdo que en cierto momento, con un poco de "lucidez" intenté hacer algo y las insulté, no recuerdo qué dije exactamente, pero no sirvió de nada.
Me salvó el timbre que marcaba el final del recreo y el inicio de las clases.

Mi amiga (que durante todo el tiempo lo único que había hecho había sido murmurar "mejor que salgas de la caja"... aunque no la culpo, eran demasiados para nosotras) me sacó de la caja y me llevó al baño para que me lavara la cara, porque estaba llorando. Entramos tarde a clase y creo que nos habrían echado la bronca de no haber sido porque vieron mi cara.

Ese día me llevé un parte a casa (al igual que mis agresores) porque según los encargados del colegio, yo las había insultado (y obviamente yo no lo negué porque así fue) y no era justo que ellos se llevaran un parte y yo no, si yo también lo había hecho mal. Como os digo, la cosa ha mejorado bastante desde entonces.

Esto ya está siendo bastante largo, así que solo os resumiré que en bachiller, al ser el insituto, ya fuera del colegio concertado, las cosas se calmaron un poco. Sufrí, al igual que en el cole, unos cuantos robos de objetos preciados "porque era divertido y era una broma sin más" y alguna que otra estupidez, pero todo mucho más calmado.

Mi historia con el bullying se alargó hasta el primer año de carrera, en el que a unos chavales muy graciosos se les ocurrió que sería muy divertido insultarme y reírse de mí a través de twitter y comentarios en mi propio blog, además de en grupos cerrados de facebook. (Creo que no os he contado que en la ESO en tuenti se creó un grupo que decía "Rosa es una emo que se corta las venas y quema contenedores por las noches". Mi nombre y apellidos... y no me lo invento.)


Cómo acaba la autopercepción de una persona que vive estas cosas (y sólo he contado una parte de ellas) podéis imaginarlo. (En las fotos, una "yo" algo más reciente)
En esto el cosplay me ha ayudado muchísimo. Antes del cosplay jamás habría podido imaginar que yo
pudiera gustarle a alguien en ningún sentido, jamás habría podido siquiera soñar con la posibilidad de resultarle atractiva a alguien... Antes del cosplay yo era simplemente una gorda inútil que leía mucho y tenía gustos raros, alguien que, por alguna razón que yo no comprendía, no merecía estar en la sociedad.
Por suerte el tiempo pasa, y con el tiempo he aprendido el significado de esas expresiones que tanto me decían los adultos "la vida da muchas vueltas" y "el tiempo pone a todo el mundo en su sitio".
Ahora tengo muchísimos amigos en quienes confiar, a los que quiero y que me quieren, mucha gente que admiro que me respeta, una pareja que siempre está conmigo en lo bueno y en lo malo... Y aunque nunca hubiera podido imaginarlo, ahora incluso tengo seguidores, gente a la que le gusta lo que hago, cómo soy, mi
forma de pensar... A veces me cuesta creerlo. Y, sinceramente, todavía no me termino de creer del todo vuestros comentarios positivos, cuando alguien me dice que me admira... lo agradezco profundamente porque sé que son esas cosas las que más me ayudan a luchar, pero a veces me cuesta tanto creerlas...

Por eso ahora, si has llegado hasa aquí (enhorabuena, porque el tocho ha sido importante) te invito a que, sabiendo lo que ahora sabes, mires de arriba a abajo las fotos que hay a la derecha, la cronología de mis cosplays y pienses en eso que había detrás de ellos. Cómo me atreví a enseñar mi odiada tripa, a mostrar mi despreciado (y a veces maltratado) cuerpo, cómo arma a arma, costura tras costura, detalle a detalle, empezó a construirse de nuevo la confianza en mí que nunca tuve. En parte esa confianza se construyó gracias a tí. Para algunos puede parecer una tontería, pero cada like, cada comentario, cada mensaje, cada sonrisa... son una pieza importante en este camino que todavía no he terminado de recorrer.

Y con todo esto quiero decirte que te guste lo que te guste hacer, lo hagas sin miedo, sin pensar demasiado, porque las cosas que te gustan siempre te ayudarán en tu lucha, sea la que sea.

Por eso te digo que pelees, aunque sea duro, aunque parezca imposible, aunque no puedas ver a dónde te llevará todo esto, aunque parezca que jamás vas a poder salir... porque, tal y como me decían a mí "la vida da muchas vueltas" y "el tiempo pone a cada uno en su sitio". Sé fiel a tí mismo, pelea por lo que crees justo y la vida y el tiempo harán su parte tarde o temprano.


2 comentarios:

  1. ó-ò Estaba viendo tu blog para ver los tutoriales que me comentaste y me he topado con esto... Lo he leído entero ^-^" yo también lo pasé muy mal cuando era pequeño, llegando a pasar una temporada en la que ni siquiera quería hacer nada en clase, iba, me echaba a dormir en la mesa para que pasara el día cuanto antes y poder escapar de aquel lugar... Odiaba completamente la idea de ir a la escuela o instituto y repetí varios años sin hacer nada, desperdiciándolos, en los que lo único que quería en todo el día era volver a casa :/ creo que es una de las razones por las que a tiempos de ahora, prefiero mucho más ahorrar y pagar estudios por internet, que acudir a estudiar a un centro... >.<

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  2. He visto esta entrada tras haber estado leyendo la entrevista a Yumi y... qué decir, me siento completamente identificada contigo, es exactamente lo que he pasado. Incluso en la carrera aun lo estoy pasando... x'D E igualmente, es el cosplay el que me está ayudando a salir a flote, ya que hago algo que me gusta y a la vez recibo feedback de mucha gente a las que les gusta y... Ya no me siento que sobro tanto del mundo.
    Un abrazote y ¡sigue así! ^^

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